Hace poco más de diez años, el veterano piloto aruquense subió al peldaño más alto del podio en el 3º Gran Canaria Historic Rallye. La prueba organizada por Escudería Aterura se desarrolló con la compañía de una borrasca que obligó a suspender las dos visitas al tramo más largo del itinerario. Aquel fin de semana, la AEMET decretó el aviso amarillo.

31 de octubre del año 2015. Una borrasca afecta al Archipiélago. Las previsiones realizadas por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) apuntan a un acumulado de 60 mm en doce horas. En las instalaciones de INFECAR, los participantes autorizados a tomar la salida en el 3º Gran Canaria Historic Rallye son conscientes del reto que les espera en las carreteras. Un test de auténtica supervivencia en la zona norte de la isla redonda. La lluvia está asegurada.

La especial de ‘Los Castillos-Zumacal’ es la primera toma de contacto de los equipos con las complejas condiciones. Ríos de agua cruzan el asfalto. Los charcos, a la orden del día… igual que el riesgo de sufrir algún momento comprometido con el aquaplaning. José María Ponce, a los mandos de un BMW M3 E30 del que se despediría unas semanas después, lleva el uno y, por tanto, abre el pelotón. Firma el mejor crono… e inicia el camino a un triunfo de mérito.

El campeón de España de rallies de 1991 estableció un registro de 6:26.6 en ese TC1, a una velocidad media de 70.49 km/h. La última vez que había completado esa cronometrada con firme seco, su ritmo había sido de 90.12 km/h. Entre un tiempo y otro, la brecha era de más de minuto y medio. Esta era la crudeza de unas precipitaciones que no darían ningún respiro durante una jornada en la que los pilotos debían superar una distancia de 87.44 kilómetros.

El líquido elemento también visitó al recorrido de ‘Artenara-Cruz de Tejeda’. El mayor de los Ponce volvió a imponerse. Junto a José Carlos Déniz, regresaba a la capital con una renta de 56.8″ al frente de la clasificación. Su principal adversario, un Fernando Capdevila que había desempolvado el MG Metro 6R4, había abandonado por culpa de una avería mecánica. Tato Suárez ocupaba el segundo puesto provisional, toda vez que Alexis Santana andaba tercero.

La situación meteorológica empeoró aún más en la siguiente sección, que repetía el formato de la anterior. Los cielos seguían descargando con fiereza. El tamaño del manto de agua que cubría la superficie crecía y las ruedas funcionaban al límite de sus posibilidades. ¡No daban abasto para evacuar tanto! El de Arucas afianzaba su condición de líder, pero extremando la precaución. No se trataba de ser el más rápido, sino de utilizar la estrategia más inteligente.

Los incesantes chaparrones que bañaban los montes grancanarios obligaron al organizador a suspender las dos pasadas programadas al tramo rey, el de ‘Monte Gusano-Juncalillo’ con sus 17.24 kilómetros. Los desprendimientos de grandes piedras, el motivo de esta decisión. Un alivio para los deportistas que permanecían en carrera. Solo les faltaban los dos pasos a ‘San Isidro-Teror’. Y, como no podía ser de otra forma, con la compañía de la lluvia y niebla.

José María Ponce remató ahí la faena. A bordo del coche con el que conquistó su título más valioso, el por aquel entonces abanderado del Club Deportivo Fan Motor Team Competición subió al cajón más alto del podio. Esa terminaría siendo su última celebración sobre el capó del histórico BMW M3 E30 que ahora descansa en el museo del MSi Motor & Sport Institute. Los testigos de lujo de su festejo fueron Suárez y Santana, que mantuvieron sus posiciones.

Foto: Escudería Aterura

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