El campeón de España de rallies de asfalto del 2006 se reencontró en Juncalillo con un artefacto que ocupa un lugar especial en su memoria: el Citroën C2 S1600 de Auto-Laca Competición. Después de 19 años, el catalán volvió a subir a la misma unidad que llevó al título nacional. «Es increíble el estado en el que está», dice sobre el vehículo francés.
Dani Solà emprendió un viaje al pasado en la 29ª Subida de Juncalillo. Diecinueve años más tarde, el catalán volvió a dirigir el mismo Citroën C2 S1600 con el que se proclamó campeón de España allá por la campaña 2006. No dudó siquiera una milésima de segundo en aceptar la invitación de Ángel Ramos para reencontrarse en Gran Canaria con uno de los coches que marcó su carrera. El piloto de Vic admite que llegó a gritar con sus sensaciones de «alegría».
La formación tinerfeña, una de las más laureadas en la historia del automovilismo nacional, llevó a la ronda de la Escudería Drago sus dos C2 S1600, unos coches que acumulaban casi dos décadas de plena inactividad. Los mecánicos de Auto-Laca realizaron una restauración laboriosa, pero que mereció la pena. «Es increíble estado en el que está. Es un orgullo para Canarias que Ángel Ramos invierta ese tiempo y dinero y nos deje pasearlos», asevera Dani.
El también campeón del mundo júnior del 2002 afirma que, cuando accedió al interior de su Citroën C2, los recuerdos se le acumularon: «Es el mismo coche con la misma matrícula. Su interior era exactamente igual». Y, en el instante en el que tocó ponerlo en marcha y echarlo a rodar, revivió la radicalidad de esos S1600. «Transmite mucho. El motor atmosférico llega a 10000 vueltas y tienes que estar muy atento. Es un coche muy eléctrico, tipo kart», relata.
La cambiante meteorología que condicionó el desarrollo de la primera cita del Provincial de Las Palmas de Montaña hizo que fuera «una responsabilidad» pilotar el coche en agua. «Un pequeño fallo, aunque vayas más despacio, podía costarte un susto», detalla. En la segunda manga, con el firme mayoritariamente seco, sí intentó «buscarle un poco el límite» al coche «en algunos sitios». «Evidentemente estuvimos muy lejos, pero lo disfrutamos», cierra Solà.
Foto: Óscar Quintana


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