El piloto grancanario probó en la 21ª Subida a La Pasadilla una mejora en el embrague que le dio un resultado «excelente». Sin embargo, otro componente mecánico fue el que le privó de tomar la partida en la última manga de la ascensión de Ingenio. «Estamos un poco insatisfechos porque podíamos haber rebajado el tiempo mucho más», manifiesta.
Alby Martel encontró solución a uno de los grandes problemas que le acosaba en sus inicios con el Porsche 991 GT3 Cup que estrenó en el mes de marzo en Juncalillo. En esa rampa, la del municipio de Gáldar, tan solo pudo completar la manga de entrenos por una avería en el embrague. Ese elemento también le lastró en sus participaciones posteriores, pero no en la 21ª Subida a La Pasadilla. «Probamos una mejora y fue excelente», comenta el grancanario.
Sin embargo, en la ascensión de Ingenio otro contratiempo mecánico le privó de concursar en la segunda y última pasada oficial. «Esta vez fue la bomba de gasolina. Al salir no daba la presión que debía», detalla. Esa incidencia le acompañó desde el inicio del fin del semana y también le afectó en diferentes puntos del recorrido: «En muchas de las ocasiones, el coche rateaba y no podíamos llegar a exprimirlo a tope». Con todo, logró salvar la tercera posición.
A pesar de firmar el primer podio de su trayectoria, Martel acabó «un poco insatisfecho» al considerar que podía haber marcado un tiempo mucho más competitivo que el que aparece en la clasificación final. La actuación de sus compañeros de equipo David González y ‘Kiko’ Martín, que terminaron dentro del top cinco, le ayudó a paliar esa sensación agridulce: «Es un orgullo. Son mis grandes amigos y excelentes personas. Me alegró mucho», asevera Alby.
Respecto a su adaptación al artefacto alemán, Martel admite saber «que esto es un proceso y hay que ir poco a poco». El Porsche le trae infinidad de cosas nuevas: «Es un propulsión de muchos caballos, pero vamos haciendo cosas bien y mejorando». En relación a los próximos pasos, argumenta que «todo el ritmo que va cogiendo uno viene de los kilómetros sumados en la carretera. Desde fuera se ve todo muy fácil, pero hay que hacer las cosas con cabeza».


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