Hace casi treinta años, el de Tenerife obtuvo la victoria en la vigesimosegunda edición de la prueba. El campeón de Canarias de 1993 ganó por 19″ a un Luis Monzón que se vio obligado a remontar el tiempo perdido con un pinchazo. El otro piloto que había elegido a la marca americana, José María Ponce, abandonó pronto tras una serie de problemas.

El 22º Rallye Isla Bonita, celebrado en julio del año 1995, generó una altísima expectación en sus prolegómenos por una circunstancia especial. Los tres pilotos del momento, por vez primera en esa temporada, buscarían la victoria a los mandos de sendas unidades del Ford Escort RS Cosworth, el coche de moda de la época. Ese trío lo integraban José María Ponce, Luis Monzón y Gregorio Picar. Imposible encontrar una batalla con mayor equilibrio que esa.

Para añadir picante a ese duelo, se desarrollaría en tierra neutral, en La Palma. Nadie podría apoyarse en el conocimiento del terreno porque ninguno era natural de esta isla occidental. El satauteño, que había comenzado la temporada con una salida de carretera en el Rally El Corte Inglés, llegaba en estado de gracia tras encadenar dos victorias en el ‘Villa de Adeje’ y en el ‘Palma Canaria Norte’. Y la ronda palmera la inició decidido a alargar esa triunfal racha.

Monzón sorprendió a sus rivales en el arranque. Impuso un ritmo inalcanzable para el resto. Con una conducción tan agresiva como efectiva, se instaló en la cima de la tabla y no estaba por la labor de facilitar las cosas a sus oponentes. Pero un pinchazo en la segunda pasada al tramo de ‘Las Vueltas’ tiró por tierra todo el trabajo que había adelantado. Los daños no solo afectaron al neumático. La suspensión también quedó maltrecha y su pérdida se acrecentó.

A esas alturas de la competición ya se había descartado el nombre del mayor de los Ponce. Su unidad alquilada al Jolly Club experimentó lagunas mecánicas desde el mismo momento en que se puso el casco. Primero, con unos fallos eléctricos. Más tarde, con una rotura que le abocaría a la retirada. Ya ahí se estaba agotando la paciencia del aruquense con el equipo italiano. Y esta acabaría siendo su penúltima participación con un Ford Escort RS Cosworth.

Así las cosas, el que capitalizó en el llantazo de Monzón fue Picar. El de la isla de Tenerife se situaba al frente de la clasificación con un colchón cómodo sobre el de Santa Brígida. Tenía una renta que acariciaba la frontera del minuto. ‘Goyo’ no quiso arriesgar más de la cuenta y se dedicó a proteger con mimo ese liderato. Y no se trataba de una misión sencilla. Por una parte, porque Luis seguiría al ataque. Por otra, por la inestabilidad meteorológica de ese día.

Había especiales con el firme absolutamente seco, otras con humedades, alguna con capas de agua más importantes… pero Picar no incurrió en errores. Por mucho que se esforzase el grancanario en darle caza, Gregorio mantuvo la situación bajo su control. Sabía la cantidad de tiempo que podía ceder en cada tramo. Hizo los cálculos más precisos. Y de esa forma se aseguró la victoria con una ventaja de 19″ respecto a Monzón. Un máster en administración.

Foto: Autor desconocido

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