- El piloto lanzaroteño logró su primera victoria en una prueba valedera para el ‘Mundialito Canario’ en la cuadragésimo segunda edición del decano.
- Su rival, Antonio Ponce, terminó a las puertas de la victoria. El grancanario pagó de esa forma un error que había cometido en la quinta especial.
El Rally Isla de Gran Canaria celebra este año su setenta cumpleaños. A lo largo de sus siete décadas de vida y de las 62 ediciones celebradas hasta la fecha, la cita que ahora organiza la Escudería Maspalomas ha presenciado batallas de todos los colores, pero ninguna tan igualada como la que Óliver Rodríguez y Antonio Ponce mantuvieron durante el día 7 de junio del 2003. El lanzaroteño y el grancanario acabaron ese sábado, después de nueve tramos cronometrados, separados por tan solo una décima de segundo.
El decano de aquella temporada marcaba la quinta ronda del Campeonato de Canarias de Rallies sobre Asfalto, un certamen que el grancanario estaba dominando con mano de hierro. Al volante de un Skoda Octavia Kit-Car oficial, el menor de los hermanos Ponce se había impuesto en los ‘Villa de Santa Brígida’, ‘El Corte Inglés’, ‘Ciudad de Telde’ y ‘Palma – Canaria Norte’. Pero llegaba a un evento en el que el triunfo se le resistía. Acumulaba hasta cinco segundas plazas y ya quería figurar en el palmarés de vencedores.
Sus rivales en la persecución por el título autonómico partían con la necesidad de truncar la victoriosa racha que atravesaba. José María Ponce, a los mandos de un Volkswagen Polo MK4 S1600, y Rodríguez, a bordo de un Seat Córdoba WRC Evo2, se postulaban como sus grandes contrincantes en la lucha por la primera posición del ‘Isla de Gran Canaria’. Tres pasadas por las especiales de ‘San Juan-El Palmital’, ‘Monte Pavón-Fagajesto’ y ‘Caideros-Hoya de Pineda’ se encargarían de resolver el duelo a tres bandas.
Óliver y ‘Toñi’ comenzaron con un ritmo altísimo, tan elevado que descartaron a José María de la pelea en la sección de la mañana. El del Seat y el de Skoda intercambiaron golpes en esos compases iniciales. El conejero marcó el mejor tiempo en la cronometrada de apertura y el grancanario respondió con dos scratch consecutivos que le situaban al frente de la clasificación general. Sus tiempos confirmaban que los detalles más minuciosos marcarían la diferencia entre el éxito y el fracaso. La presión era máxima.
Tras el paso por las asistencias, Rodríguez y Ponce reanudaban las hostilidades con el firme objetivo de forzar el error del otro. El de Lanzarote recuperaba la batuta de mando tras fijar el crono de referencia en la segunda pasada por ‘San Juan-El Palmital’, en la que rozó los 100 km/h de velocidad media. Para evitar que el del Córdoba WRC Evo2 abriese mayor brecha, ‘Toñi’ buscó contraatacar en ‘Monte Pavón-Fagajesto’… y terminó cometiendo un error costoso. Apuró en exceso en una izquierda lenta y trompeó.
El percance le hizo perder 6.4″ con su contrincante. En la general, la desventaja crecía hasta los 7.1″ con respecto a Óliver. El representante de la Red Skoda Canarias redujo ese déficit a 5.6″ en el descenso de ‘Caideros-Hoya de Pineda’. A tenor de cómo se estaba desarrollando la jornada, parecía insalvable esa distancia. Más cuando Rodríguez seguía sin fallar y se adjudicaba un nuevo scratch en la última visita a ‘San Juan-El Palmital’. A falta de dos especiales, el de Teguise disponía de una renta de 6.2″ sobre Ponce.
Antes de salir a la penúltima especial, ‘Toñi’ dudaba entre dos estrategias. Arriesgar e intentar dar caza a un Óliver intratable o conservar la plata y sus correspondientes puntos. Una conversación con Rubén González, su copiloto, y con los integrantes de su equipo le invitó a apostar por lo primero, atacar. En ‘Monte Pavón-Fagajesto’, a pesar de dañar una llanta, metió 2.1″ a su rival. En ‘Caideros-Hoya de Pineda volvió a tirarse y le endosó 4.0″. Le faltó una décima para birlar el triunfo al del Seat Córdoba WRC Evo2.
Foto: A Todo Motor


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