El conejero vivió una de sus experiencias más duras en la última cita del Campeonato de Canarias de Rallyes sobre Asfalto. Desde la primera especial, batalló frente a un Porsche 997 GT3 Cup Rallye 2010 que no rendía como de costumbre. En la noche del viernes lidió con problemas de temperatura, además de con un volante menos dócil de lo habitual. Esta última incidencia se repitió en cada uno de los tramos. El hombre de C. D. Manguia Motor Sport, que empezaba a la prueba con base en Arrecife con el liderato del certamen insular, cayó a la segunda posición, doce puntos y medio por detrás de Yeray Lemes.
Óliver Rodríguez cerró su temporada con una de las experiencias más duras de su dilatada trayectoria deportiva. El piloto del Porsche 997 GT3 Cup Rallye 2010, acompañado por el grancanario David Rivero, defendía el liderato del Campeonato Insular de Lanzarote de Asfalto en el 44º Rallye Isla Lanzarote. Sin embargo, sus opciones de lograr un resultado que le mantuviese al frente de la tabla del certamen local se evaporaron desde la misma etapa del viernes. Repetidos problemas con su coche lo frustraron todo.
El abanderado de C. D. Manguia Motor Sport había comunicado que, tras su accidente en la 48ª Subida a Tamaimo, carecería del tiempo necesario para efectuar las reparaciones pertinentes y presentarse en la salida de la ronda con base en Arrecife. Pero una llamada de Yeray Lemes lo cambió todo. El que en su momento fuese representante del archipiélago canario en el Mundial le ofreció las piezas por las que estaba esperando. «Por eso estuvimos en el rallye», asegura Rodríguez con un gesto de agradecimiento.
El jueves de la propia semana de la competición, los mecánicos del equipo de Óliver terminaron con el montaje del Porsche. Dos días antes, el martes, el chapista había finalizado su trabajo. Después de esas frenéticas horas previas al inicio del ‘Lanzarote’, el primer varapalo lo recibieron en la asistencia. Llegar tarde al control horario les costó una penalización de diez segundos. Luego, en la especial nocturna, se dejaron más de un minuto. La temperatura del vehículo se disparaba y la dirección tampoco respondía.
En la madrugada del viernes al sábado consiguieron subsanar la avería que causaba las alteraciones de calor bajo el capo del artefacto germano. El aprieto con la dirección asistida fue imposible de remediar. Rodríguez batalló con este durante las siete cronometradas de la segunda jornada de competición. Aún así, remontó varios puestos en la clasificación, aunque no los suficientes para conservar su liderato en el Insular. Por doce puntos y medio, le tocó claudicar frente a Lemes, que firmó un pleno con su triunfo.
Foto: Óscar Quintana


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