El noruego participará este fin de semana en el 25º Rallye de Isla de Los Volcanes con un Citroën C3 Rally2 del equipo luso Sports&You. El tercer clasificado del Campeonato de Europa de Rallyes realizará un breve paréntesis en su programa continental para descubrir un nuevo territorio, Lanzarote. Su dilatada trayectoria en la competición le ha permitido competir en infinidad de destinos. De ninguno de esos sitios del planeta guarda un recuerdo tan grato como el de Portugal en el 2012. Hace más de una década, en la cita mundialista del país ibérico, logró su primera y única victoria absoluta en el máximo certamen.
La lista oficial de inscritos del 25º Rallye Isla de Los Volcanes la abre un piloto cargado de experiencia en el Campeonato del Mundo de Rallyes, Mads Ostberg. El noruego suma más de cien participaciones en el máximo certamen. Durante trece años consecutivos compitió en la categoría reina. Hace cinco bajó a la división de plata con el objetivo de recuperar una plaza fija en la élite. A pesar de proclamarse campeón de WRC2, no logró cumplir su misión, pero sí consiguió dejar una huella histórica en la temporada 2012.
El nórdico arribó al Rally de Portugal de esa lejana campaña en la cuarta posición de la clasificación de puntos. A los mandos de un Ford Fiesta WRC del equipo de su padre, el Adapta World Rally Team, había sumado una tercera plaza en Suecia y una cuarta en México. La prueba portuguesa de aquella campaña prometía unos niveles de exigencia y aridez extremos. El país andaba inmerso en una alarmante sequía. Sin embargo, unos torrenciales aguaceros durante los primeros días del fin de semana cambiaron todo.
Los organizadores de la ronda lusa apostaron por tres especiales nocturnas para la noche del jueves. El mismísimo Sébastien Loeb, que perseguía su novena corona, abandonó en esa misma jornada por una salida de carretera. Entendió mal una nota de su copiloto, volcó y rompió la jaula antivuelco del Citroën DS3 WRC. Ostberg concluyó la etapa inaugural en el sexto puesto, a casi un minuto de Jari-Matti Latvala. El finlandés mantenía una lucha al segundo por el liderato con su compañero de equipo, Petter Solberg.
El viernes sí apareció el líquido elemento. Las precipitaciones, intensas e incesantes, obligaron a abortar el bucle de la tarde, ese al que no llegó ninguno de los pupilos de Malcolm Wilson. Latvala golpeó una piedra en el interior de una curva rápida. Dañó un brazo de suspensión, perdió el control del vehículo y cayó por un terraplén. Instantes después, un Solberg con ganas de distanciarse del resto se excedía en fogosidad y también decía adiós a la victoria. Mikko Hirvonen heredaba el liderato. Ostberg era tercero.
El sábado, Hirvonen despegó en la cima de la tabla con el único Citroën DS3 WRC oficial que sobrevivía a las condiciones. Estas dieron una tregua a los participantes, aunque eso no libró a Ostberg de sufrir problemas con el motor de su montura. El de Noruega, que rodaba segundo, se quedó en tres cilindros. La caída de rendimiento de su Ford le alejó de su predecesor. Al menos, su perseguidor no amenazaba con arrebatarle la medalla de plata. Evgeny Novikov, con otro Ford Fiesta, optaba por no asumir riesgos.
La unidad de potencia del coche de Mads tampoco se recuperó el domingo. Sus prestaciones decaían a causa de una avería eléctrica que tendría que arrastrar hasta el término del rally. El regreso de la lluvia añadió mayor dificultad a la jornada final de ese Portugal. Ostberg alcanzó la meta del ‘Power Stage’ y festejó su resultado, en principio, un segundo lugar. Hirvonen ganó… con piezas no reglamentadas en su Citroën. Los comisarios le descalificaron y el noruego subió al peldaño más alto del cuadro de honor.


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