El de Los Realejos cierra en el 32º Rallye Villa de Adeje su mes más intenso a bordo del Swift R4LLY S Rally2-Kit. Acompañado por Víctor Pérez, alcanza la meta de tres rondas en un intervalo de treinta días. Después de semanas de arduo trabajo en materia de reglajes, el tinerfeño termina satisfecho con su actuación en la cita también valedera para la Copa de España de Rallyes de Asfalto. Mejora de forma más que considerable los registros que había establecido en la edición de la temporada pasada con el modelo N5 de Suzuki. Asegura que el periodo de adaptación le está resultando «más exigente de lo esperado».
Manolo Mesa cerró la primera parte de la temporada de su estreno con el Suzuki Swift R4LLY S Rally2-Kit con un quinto puesto en el apartado regional del 32º Rallye Villa de Adeje. Después de semanas de intenso trabajo con los integrantes de su equipo, el natural de Los Realejos logró completar un evento satisfactorio en las carreteras del sur de Tenerife. Durante la jornada del viernes sufrió con «un corte de motor», pero en la del sábado rodó sin contratiempos y rebajó todos los registros de su anterior coche.
El representante de Fedeauto asegura que el periodo de adaptación al vehículo de la firma japonesa le ha resultado «más exigente de lo que esperaba». El seguidor habitual del ‘Mundialito Canario’ achaca esa circunstancia al estado en el que recibió su nueva montura. «Vino en unas condiciones que no eran las idóneas para nuestro terreno. Creo que habían hecho un coche muy blando y que tampoco estaba adaptado a nuestras carreteras ni al nivel de grip que tenemos en el archipiélago», explica el tinerfeño.
Los kilómetros acumulados en los últimos treinta días, plazo en el que ha participado en tres rallyes, le han ayudado a encontrar la senda correcta. «Ya vamos por el camino indiciado», asevera Manolo. La comparativa con los cronos que fijó en la edición del año pasado, en la que compitió con el modelo N5, le impulsan a continuar mejorando. «Batimos cada uno de ellos, algunos por cuatro segundos, otros en dos, algunos en ocho y otros en diecinueve. Estoy contento y muy orgulloso del equipo», asiente Mesa.
Respecto al percance que le penalizó en las especiales de la etapa inaugural, dice que «no sabíamos de dónde venía, el ingeniero no encontraba el origen del fallo». Esa incertidumbre le obligó a realizar la sustitución de infinidad de componentes. «Cambiamos el sensor del cigüeñal, un sensor del volante, el motor de arranque y seguía el problema», añade. Luego, también dedicó reemplazar la válvula pop-off, aunque esta «no tenía nada que ver». De manera misteriosa, el corte de motor desapareció el sábado.
Foto: Óscar Quintana


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